martes, 18 de junio de 2013

Aprendiendo de las paredes


 
 
La imagen de arriba corresponde a una de las muchísimas inscripciones que dejaron en las paredes de la bóveda de la iglesia de Santa María de Huéscar algunas de las personas que desde hace siglos han subido por los 129 escalones que en forma de caracol ascienden hasta ellas.
La mayor parte de esas inscripciones no tienen el menor interés más allá de recopilar los nombres que aparecen, pero hay algunas que merecen destacarse, y esta es una de ellas.
Se trata de una inscripción realizada en el año 1772 por un anónimo, que puso bastante maña y paciencia en escribir para la posteridad que ese año el tejado de esa misma iglesia había sido sustituido. Dice literalmente: "Se demolió el tejado y se yzo el tejado el año de 1772".
A primera vista puede parecer una más, pero esta inscripción dice más cosas a quienes nos ocupamos de vez en cuando en conocer la historia de nuestra tierra. Veamos por qué:
 
a) La finura de la escritura, añadida a la dureza del material (piedra), y el empleo de una caligrafía estándar de la época, propia de notarios, demuestra que el escriba era alguien culto y acostumbrado a escribir documentación con valor jurídico, pues no emplea su caligrafía, sino la oficial usada en notarías, ayuntamientos, juzgados, etc.
 
b) El dato es importante, por una razón muy sencilla: la desaparición entre llamas de los libros y expedientes correspondientes a las obras de construcción y posterior mantenimiento del edificio, ocurrida en el verano de 1936, nos ha privado de conocer la historia constructiva y artística de nuestro principal monumento. El hecho de saber que el tejado fue reconstruido en 1772 nos permite buscar más datos en fuentes alternativas, como el Archivo Municipal y el Archivo General Diocesano de Toledo.
 
Más adelante añadiré algunos ejemplos más, para quienes no los conozcan o no hayan pensado detenidamente ellos.

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